Moral filosófica
Habitualmente, se define como
la teoría filosófica sobre el comportamiento moral, esto es,
la conducta humana libre y responsable. También se lo denomina ética.
El materialismo filosófico rectifica
esta definición y considera que la distinción ética/moral no es
paralela a la distinción teoría/praxis,
sino que se establece en función de la consideración distributiva o atributiva
de los sujetos humanos en su dimensión normativa.
La moral filosófica la posee aquel que
practica una conducta acorde a sus principios filosóficos, en cambio, no la
posee el que habla de una forma y actúa de otra. Ejemplo:
Hay muchos que
practican el haz lo que yo digo y no lo que yo hago.
Teología moral
En el cristianismo hay un área de estudio teológico que considera la moral como la determinación
de lo que dicta lo malo y lo bueno. En esta área, el mal moral es entendido como el pecado, injusticia, maldad,
aquello que se opone a al bien moral, entendido como la voluntad de Dios, lo santo, la justicia,
la bondad.
Esta creencia, propia de la fe cristiana,
considera los actos inmorales como ofensas hacia Dios, que conllevan la
separación entre el hombre y Él, y que rompen el orden necesario para vivir.
Los cristianos sí consideran a la moral
como algo universal,
ya que en la Biblia se describe que todos los hombres
(incluso los gentiles)
tienen una ley
escrita en sus corazones una ley natural que fue dada por Dios, que es
manifestada como una moralidad innata,
y que constituye la raíz espiritual de la consciencia humana.
También se considera que la existencia
de la inmoralidad, como un fenómeno, es resultado del libre
albedrío del hombre, por el cuál Dios dio al
ser humano la capacidad de decidir o elegir libremente entre el bien y el mal,
y así mismo, entre la bendición o maldición.
Moral objetiva
Al conjunto de normas
morales se le llama moralidad objetiva, porque estas normas
existen como hechos
sociales independientemente de
que un sujeto quiera acatarlas o no. Los actos morales provienen del
convencimiento de que el actuar de un individuo siempre se realiza por ciertos
fines y que todo el que hace algo, lo debe hacer con un fin, a menos que no
controle su razón, como ocurre en variadas situaciones. Sin embargo, las
realidades sociológicas sugieren que las
personas suelen actuar por inercia, costumbre, tradición irrazonada o la
llamada «mentalidad de masa»
Opuesto a esta
postura de auto-justificación está la aceptación, por parte del individuo, de
su responsabilidad. Usando los valores
morales puede convertirse en
el artífice de su propio destino o de un mejor destino.
A lo largo de la
historia, y de las diferentes culturas, han existido distintas visiones de la
moral. Generalmente, la moral es aplicada a campos en los cuales las opciones
realizadas por individuos expresan una intención relativa a otros individuos;
incluso no miembros de la sociedad. Por lo tanto, existe una disputa académica
sobre si la moral puede existir solamente en la presencia de una sociedad o
también en un individuo hipotético sin relación con otros. La moralidad se mide
también cuando la persona está sola, no siendo observada por nadie, por
ejemplo, en situaciones donde se requiere tener mucha integridad.
Autonomía y heteronomía
Una concepción de la moralidad puede
tender hacia cualquiera de las posibles direcciones en un campo determinado. De
hecho, existen morales que recomiendan ciertas restricciones sobre el
comportamiento (heteronomía), así como existen morales que
recomiendan una autodeterminación totalmente libre (autonomía) y una variedad
de posiciones intermedias.
Inmoral y amoral
Dentro del concepto de moral surgen otros dos conceptos que son,
cada uno a su manera, antónimos y que no deben ser confundidos. Uno es el de «inmoral»,
el cual hace referencia a todo aquel comportamiento o persona que viola una
moral específica o la moral social. Cuando se dice que una persona actúa
inmoralmente, se quiere decir que está actuando de forma incorrecta, haciendo
mal.
Por otra parte, el concepto de
«amoral» o amoralidad, hace referencia a una postura en la que las personas se
consideran carentes de moral, por lo que no consideran que los hechos o actos
humanos sean malos o buenos, correctos o incorrectos. La mayor defensa de la
amoralidad la realiza en el taoísmo,
en el cuál se considera que la moral corrompe al ser humano, obligándolo a
hacer cosas buenas cuando no está preparado y prohibiéndole hacer cosas malas
cuando necesita experimentar para darse cuenta de las repercusiones de sus
actos. Todo lo «moral», según ellos, implica
forzar la naturaleza del ser humano y es fruto de la desconfianza y el miedo a
los demás, a lo que puedan hacer si no están sometidos al estricto gobierno de
unas leyes que rijan su comportamiento.
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